jueves, 2 de junio de 2011

Relaciones familiares (evolución en el hogar)

Voy a comenzar a llevar a cabo una reflexión que sé que generará de una manera u otra controversia entre todos aquellos que lleven una relación familiar previa a la cordialidad y el apoyo mutuo, hablo del momento en el que la relación familiar es de pura conveniencia, relación amor-odio o relación de contínua disputa.

Poco a poco en el transcurso de mi desarrollo social he estudiado (no haciendo un estudio exhaustivo con varias muestras y datos firmes) la evolución que se lleva en las relaciones sociales familiares desde que uno es pequeño hasta que se da el paso a lo que yo llamo "madurez familiar".

Habréis observado que desde muy pequeños tenemos una grandísima dependencia de nuestra familia, desde nuestra madre que nos da el alimento hasta nuestro padre al que nos agarramos al cuello cuando hace mucho que no vemos (en mi época era más frecuente ver a la madre más que al padre, ahora las cosas están más o menos paralelas).
Tenemos la necesidad vital de sentirnos protegidos por nuestros progenitores así como por hermanos mayores, primos mayores, los abrazos y jugueteos de los tíos y los arrumacos de los abuelos y abuelas. Poco a poco y con el desarrollo del entorno social extrahogar somos capaces de desarrollar un pensamiento propio (muchas veces condicionado al ambiente en el que nos movamos) que con amplia frecuencia genera discordancias al pensamiento familiar, quiero decir, lo que en un entorno social interamigos parece lo más normal del mundo (llegar con 12 años a las 00.00 a casa) resulta que dentro del hogar se convierte en un problema, ya que el pensamiento de papá y mamá es que un niño con 12 años no tiene nada que hacer fuera de casa hasta esa hora. Se genera una discordancia conceptual de las salidas nocturnas así como de la libertad de acción (con 14-15-16 años no somos todavía maduros independientemente como para organizar nuestra vida y necesitamos, a menudo, de la guía y los toques de atención de nuestros padres). La libertad de acción genera normalmente un problema debido a que las acciones por las que opta la personita en cuestión pueden ser perjudiciales al desarrollo normal tanto disciplinario como educativo, lo que a menudo produce estados alterados y de preocupación de los padres que llevan al estado de indignación de los hijos (ya que sienten que se les ha quitado toda la independencia y se observan sometidos a la decisión de un ser superior a ellos llamado padre).
Estas continuas disputas conceptuales llegarán a ser aclaradas cuando por fin la personita se de cuenta de que sus padres, con una frecuencia elevada, llevaban razón. Poco a poco y con la aceptación de las condiciones paternas se llevará a cabo la maduración y la independencia de pensamiento, que a manera de retroalimentación aumentará la confianza de los padres en los hijos y esto hace que la independencia del hijo aumente aún más así como la madurez social.

Sin darnos cuenta y con la evolución en el tiempo hemos observado que lo que era una fuente de protección se ha convertido en el géiser de todos nuestros problemas y que ahora, con el tiempo y la madurez, vuelve a ser de nuevo fuente de apoyo y de confianza.

Os animo a confiar en vuestros padres y a entender sus condiciones, ya que son las mejores para vosotros, poco a poco iréis entendiendo que las premisas que ellos parece que imponen son las correctas y así, aceptando estas y no siendo demasiado rebeldes conseguiréis la confianza que ellos depositarán ciegamente en vosotros. Sed sinceros con ellos, contadles los problemas y no solo a los amigos; Los padres son fuente de sabiduría y pueden haber vivido problemas similares a los vuestros, pueden aconsejaros y pueden poner en paralelo vuestro problema con otro caso que conozcan, resolviéndolo así cuanto antes y evitando los muchos pensamientos erróneos que quizás en tiempos pasados nuestros progenitores cometieron. Cuando la relación se estabilize y nuestros padres sean compañeros de andanzas habremos llegado a lo que yo llamo la "madurez familiar".

Aquí mi madura familia, jeje

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