martes, 26 de abril de 2016

Brujitas y gluglú

El ejercicio de hoy consistía en abrir el diccionario por dos partes distintas, y con las dos palabras que saliesen, construir un relato.
Me han salido:
- Brujita: Nombre de tras plantas afines, una de flores amarillas, otras de flores blancas y otra de flores rosadas.
- Gluglú: Onomatopeya del sonido de la voz del pavo.
Espero que os guste

Brujitas y gluglú

La abuela ya no sonríe cuando le mordisqueo la nariz ni cuando jugamos a imitar animales. Muchas veces se olvida de mi nombre, pero repite historias de cuando era pequeña. Mañana es su cumpleaños, y no me gusta verla así. Buenas noches, diario.

Amaneció el día seis de mayo con un sol escurridizo entre el húmedo ambiente de la costa habanera, y Amable dio un salto de la cama dispuesto a hacer realidad el sueño de aquella noche. Abrió la ventana de su habitación y ahí estaban, en el jardín, tal como las había soñado, las primeras brujitas de la primavera. De unos tallos verdes, frágiles, y cubiertos de rocío, pendían unas flores como faldas de hada, de pétalos triangulares y una corona de estambres que hipnotizaban con su baile. Bajó las escaleras de puntillas, como cuando jugaba a espías con su padre, y abrió la verja del patio con tal delicadeza que ni tan siquiera chirrió. De la caseta del jardín sacó una pala de mano y con todas sus fuerzas la hundió debajo de las brujitas, obteniendo una perfecta pieza de barro, césped y flores, que colocó cuidadoso en un macetero que encontró por allí, y guardó a la sombra de la vieja sabina. Tenía que volver a la cama, pronto mamá iría a despertarlo, era día de colegio.

La mañana pasó rápido para Amable, que deseaba que la tarde llegase pronto y la tarta de merengue y chocolate presidiera la mesa.

Llegó a casa a eso de las cinco de la tarde y ya estaban allí sus padres y su hermana. Comenzaron a preparar la fiesta de cumpleaños de la abuela mientras la casa poco a poco se llenaba de todos sus primos y tíos, que nunca se perdían esta fecha tan especial.

Después de la merienda-cena llegó el momento de la tarta y los regalos. El pequeño Amable corrió hasta el patio, y volvió orgulloso con su regalo entre manos y una sonrisa de emoción a conjunto con la ilusión de sus ojos.

-        -  Para ti, abuela

Algo cambió en su rostro. La inexpresiva cara de la abuela se tornaba de nuevo amigable, las arrugas reaparecían y se intuía lo que parecía ser una sonrisa.

-          - ¡Son brujitas, Amable! Muchísimas gracias, mi hijo.

Todo estaba saliendo tal y como lo había soñado, de manera que se acercó a la oreja de la abuela por detrás y le dijo: “Gluglú, gluglú”. La abuela, para desconcierto de todos, estalló en una gran carcajada y repitió “Gluglú, gluglú”, volviendo de nuevo a reír, llegando incluso a dar pequeños saltitos por las contracciones de su cuerpo en la silla de ruedas. La hermana de Amable y sus primos se unieron “Gluglú, gluglú”, y todos a coro reían con estruendosos graznidos, convirtiendo aquella casa en una loca granja de pavos.

Amable veía la escena abrazado a su abuela, que después de un año, había vuelto a jugar con él a los sonidos de animales.


                

martes, 19 de abril de 2016

Los duendes de tu cama

Desde hace años las mamás guardan un secreto. No es quizás demasiado importante, pero sé que cambiaría mucho la visión de los niños más pequeños, pues desvela la verdad sobre quién estira en realidad las sábanas de nuestra cama hasta que tenemos doce años.

Las madres se empeñan en hacernos creer que mientras nosotros estamos en el colegio, ellas dedican un ratito a volver a poner en orden todas las camas de la casa, pero yo he descubierto que para nada eso es así.

Una mañana que fingía estar enfermo me levanté de la cama y puse el canal Clan con dibujos animados en la televisión del salón. Mi madre se movía aspiradora en mano por las demás habitaciones de nuestra casa, y yo sentí curiosidad por ver cómo realizaba las tareas de una forma tan rápida, por lo que me acerqué de puntillas a observarla por la puerta entreabierta de mi habitación. Cuál sería mi sorpresa cuando encontré  a cinco pequeños duendecitos subiendo y bajando, de cabecera a pies y de pies a cabecera por toda la longitud de mi cama tan rápidos como la luz. En la mesita de noche, debajo del flexo, se encontraba el que parecía el más viejo de los geniecillos, garrota en mano, dando  instrucciones a los demás con movimientos airosos y con una mueca seria que dejaba intuir en el pequeño espacio que se abría entre su frondosa barba. Dos duendes pequeños que parecían hermanos gemelos, rodaban cuerpo en tierra de un lado a otro de la cama, eliminando cualquiera de las arrugas que habíamos provocado en la sábana bajera. Los hermanos iguales vestían pecas y una risa que se hacía más y más contagiosa según pasaban los segundos del divertido espectáculo circense. En la esquina, una duende mayor con falda de vuelo intentaba que la goma se metiese por debajo del colchón, pero no podía sola, y regañaba una y otra vez a la que parecía su hija adolescente, que tenía las manos ocupadas en la que parecía un teléfono móvil de duende. Entre tanto caos, apareció un duende pequeño, tan pequeño como una lenteja, gateando por toda la sábana y volviendo a construir las arrugas que los hermanos gemelos estaban alisando. Yo no podía parar de reír, pues esa familia de duendes se parecía mucho a mi familia cuando preparábamos un día de comida en el campo.

Con el sonido de dos golpes secos en la mesita de noche, todos levantaron la cabeza y tornaron sus muecas en un gesto de sorpresa. El que parecía el abuelo del grupo, dio algunas indicaciones con su garrote y todos comenzaron a moverse rápidos y coordinados como una máquina de imprenta. Los gemelos volaban estirando la sábana, y la madre y la hija colocaron las esquinas en un abrir y cerrar de ojos. El bebé se puso al lado del abuelo, jugando con las borlas que colgaban del mango de la garrota. Cuando terminaron con la sábana bajera, cogieron mi sábana de Mickey Mouse y de un salgo desde los pies a la cabecera la estiraron, mientras los gemelos alisaban de nuevo la funda de la almohada. En una maniobra que parecía la de unas fuerzas especiales militares, cada uno de los cuatro se agarró a una esquina del edredón, saltaron alto y se dejaron caer como el que baja en paracaídas desde el cielo, quedando perfectamente alineado el dibujo que ribeteaba el edredón con las aristas del colchón.

Me había quedado embobado. Mi madre estaba acercándose a la puerta agitando los retales de trapo atados a un palo que utilizaba para mover el polvo, y una nube de partículas invadió mis fosas nasales, produciéndome un gigantesco y mocoso estornudo. Al abrir los ojos, mi madre me miraba de cerca, inquisitiva, y detrás de ella solo se encontraba la cama perfectamente hecha.


Yo sé que ella intuye que conozco este secreto, pero no quise revelarlo hasta hoy, porque aún tengo once años y once meses, y todavía puedo aprovecharme de estos curiosos compañeros trabajadores. ¡Ya habrá tiempo para hacer la cama por mí mismo!

martes, 24 de junio de 2014

De vida en equipo y afectos

Noche de San Juan 2014.
Queridos amigos que os ponéis una coraza en las relaciones con los demás, entended que la vida no está hecha para andarla sola, entended que cuanto más feliz quieras ser, más necesitarás de gente con la que compartir tu alegría y de la que beber, como de la fuente, para coger fuerzas para seguir avanzando. No tengáis miedo a entregaros a los demás y a confiar. La vida te dará hostias porque no todos entenderán que la única filosofía de la felicidad es la vida en comunidad, es la entrega. Queridos amigos, igual que una barca necesita de dos remos para no quedar remando en círculos, o un avión dos alas para la estabilidad, así nosoteos necesitamos apoyos, gente que nos dará lo que nos falte, porque la autonomía no es infinita, y la dureza del diamante es muy relativa cuando se le desgarra el alma... Entended que somos miembros, somos parte de un cuerpo, que es comunidad, y que tiene una armadura, como las medievales, pero de energía y de fuerza, para hacer frente a cualquier situación. Cuando un miembro se cercena, la armadura lo deja enganchado dentro, hasta que cicatriza y recupera la función, hasta que vuelve a reintegrarse. Y mientras la lesión esté presente el grupo estará cojo, fuerte, pero con la funcionalidad limitada. Entrar al grupo supone ser miembro enfermo y energía sanadora en veces alternas, en un círculo como una noria, en el que todos los roles nos tocan aunque no sea en la misma medida. El cuerpo está unido por vasos sanguíneos que nutren a todas las partes, que las enlazan, que las abrazan como tu amigo te abraza a tí, aunque te incomode, aunque te sientas raro. El riñón se sentirá raro la primera vez que el hígado lo abrace, pero después entenderá que vivirán juntos y en eterno acuerdo de por vida. Os recomiendo, amigos, que no tengáis miedo al afecto, que seáis parte activa de un grupo, que seáis sangre que riega y venas que recogen desechos, para tener el cuerpo en condiciones, que seáis armadura que sostiene y que no tengáis miedo cuando os toque ser los sostenidos, para eso somos comunidad, si no, no tendría sentido la segunda ala del avión, ni el segundo remo.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Día de los Santos

Hoy, día de los Santos, es una de esas jornadas intensas para todo aquel ser humano que guarde un corazoncito en el pecho. Me surgen distintas reflexiones sobre este día, sobre el recuerdo de las personas que hoy recordamos y sobre dónde vamos.

Desde hace muchos , muchos años, los filósofos (personas que sabían mucho más que yo) se han hecho esta pregunta: ¿A dónde vamos?. Cuando yo me lo planteo tomo dos respuestas que, supongo, serán las que más me convienen o las que menos dilema y discursión mental me producen. Por un lado me gusta mucho esa respuesta de los estoicos que nos dicen: ¿Qué más da donde vayamos?, sea donde sea no nos tiene que preocupar, la muerte llegará cuando tenga que llegar y no nos enteraremos; No hay que tener miedo al sufrimiento porque si es muy grande evolucionará por dos caminos: 1) Cederá, y llegará la muerte y 2) Cederá, y seguiremos vivos pero sin sufrimiento. Realmente estos sofistas no daban respuesta alguna a la pregunta arriba descrita, pero este pensamiento te hace dejar de preguntarte, te hace de restarle importancia a esta duda que desde siempre nos ha inquietado. En un segundo lugar, y como cristiano que soy, me influye la respuesta que da el cristianismo: Una vez muertos, el alma aún pervive, y nosotros resucitaremos como lo hizo el hijo de Dios, para vivir en el reino de los cielos con nuestro padre; Llevemos la vida que llevemos, seamos buenos o malos, Dios perdona y nos llevará a su derecha, para vivir allí, con él, eternamente.  

La concepción cristiana entra en esa separación alma - cuerpo que, también desde siempre, han supuesto un problema para la filosofía, al no ponerse de acuerdo entre los filósofos. Una vez que ya estás en cuarto de medicina, aunque la sociedad y la cultura te influye, te das cuenta de que todo va demostrando tener una base estructural o fisiológica dentro del cuerpo humano. Igual que el corazón se agranda en la insuficiencia cardiaca, se ha descubierto que hay alteraciones en los neurotransmisores cerebrales en patologías como el Parkinson. Hablando este verano con un médico profesor mío debatíamos sobre la existencia de alteraciones estructurales, o moleculares, en enfermedades como las manías, las psicosis, la esquizofrenia... que hoy en día tienen tratamientos que se sabe que van bien, o medio bien, pero se desconoce al completo por qué son beneficiosos, ¿Qué es lo que está pasando en esas personas para que se comporten así?, y ¿por qué si aumento el tiempo de estancia de un neurotransmisor en la hendidura intersináptica mejoro los síntomas depresivos?. Estas cosas, y cada uno de los nuevos descubrimientos te van haciendo pensar que el cuerpo y el alma son uno, y que lo que llamamos alma no son más que conocimientos guardados en la memoria, ideas entrelazadas que nos hacen comportarnos así, influencias de un pasado que nos han hecho construirnos como las personas que somos hoy. Dice el doctor Jaime Sánchez, anatomopatólogo del hospital de Guadalajara: "Toda patología tiene una base estructural, que es el campo de estudio de la biopatología estructural humana". Cada día estoy más de acuerdo, y esto me hace pensar en hasta qué punto podemos contar con un alma.

El segundo tema que quería tratar hoy es la pregunta de ¿Qué es lo que hoy celebramos? Yo creo que el día de Todos los Santos, el día en el que recordamos a todas aquellas personas fallecidas que para nosotros han sido importantes o han tenido alguna influencia en nuestra vida. Me planteo: ¿Cuánto tiempo vive una persona después de fallecer? La concepción cristiana me diría que siempre, los estoicos me dirían que qué mierdas me importa, y yo doy una respuesta clara: La persona vive después de fallecer tanto tiempo como sus sucesores la mantienen en el recuerdo. Yo me doy cuenta de que la gente vive mientras la tenemos presente. Por eso me repatea esa gente que quiere pasar a la historia por tener muchos bienes, por haber llegado a la fama (sea por los medios que sea), por haber descubierto no sé qué cosa. Llegar a la posteridad no va a depender de esos factores, al menos para mí no es lo más importante. Llegar a la posteridad dependerá de cuánto hayas querido, de a cuántas personas hayas ayudado, de a cuántos corazones hayas llegado. Para mí va a vivir siempre mi bisabuelo Pedro José, por lo que me han contado era una persona maravillosa, una persona muy querida y admirada. Hoy, día de los santos, uno de mis recuerdos va para él. Para mí va a vivir siempre mi tío Gabriel, un hombre modesto y con carácter que la muerte se llevó no hace mucho, pero que me llegó al corazón con sus abrazos y besos. Para mí va a vivir siempre Maria Ignacia, esa señora de mi barrio que de pequeño siempre me ha querido, siempre me ha abrazado y dado besos cada domingo cuando nos veíamos en misa. ¿Cuánto tiempo vivirán estas personas? Tanto como yo las mantenga en mi recuerdo, o mis hijos, a los que les cuente estas historias, y sean capaces de admirar a estas personas como yo a mi bisabuelo Pedro José, sin haberlas conocido.

Hoy quiero celebrar este día centrándonos en esas personas que llegaron a nuestro corazón, en esas personas que brindaron una parte de su vida a nosotros; Hoy quiero elevar una alabanza de agradecimiento por esas personas que han estado aquí, por esas personas que se cruzaron en nuestro camino y han modificado nuestra forma de ser, han influído nuestra vida, nos han ayudado a construirnos como persona. Doy gracias por esas personas que Dios nos ha enviado para nuestro disfrute; Pero Dios... ¿Es alma o es cuerpo? Creo que al final no llego a ninguna conclusión, me estoy convirtiendo en un filósofo.

Buen Día de Todos los Santos.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La perfecta línea difusa

La puerta de roble de mi habitación estaba cerrada, dejaba una pequeña rendija por la que podía ver la luz y las sombras de la realidad. Yo estaba allí delante, desvelado de mi tácito sueño vespertino, expectante, añorante, ensimismado en ese fino hilo de luz que serpenteaba hacia mi casa, que penetraba mis fronteras.

El sonido del tercer despertador me hizo recuperar la consciencia y comencé un camino de introspección en busca de la causa del ensimismamiento que, de forma repetida, se venía sucediendo desde hacía unas semanas. Primero pensé en los agobios de la universidad, cada día eran más los folios apilados que, como un retante, me miraban fijamente desde la segunda balda del escritorio; Descarté esa opción. Luego pensé en los proyectos futuros, en los cursos a organizar, en los proyectos en los que colaborar... me pareció que tampoco era esa la causa de mi delirante cataplejia.

Creo que llegué a la conclusión cuando una sombra que destruía el difuso perfil del reflejo me provocó un escalofrío en forma de sorpresa; Fue como una aflicción pero de esas que te gustan, de las que son placenteras. Sabía que estaba esperando a alguien, la llegada de esa persona especial; Me levanté dando un salto de gacela desde la cama y, tras escurrirme con la moqueta imitación a madera del frío suelo de mi habitación, conseguí llegar al pomo dorado que vestía mi puerta en su lado izquierdo. Con agitación y miedo me atreví a abrir. Mala suerte, tan solo era un movimiento de las cortinas el causante de la rotura de la perfecta línea difusa blanca de debajo de la puerta de roble de la habitación. Espero que la próxima vez tenga mayor fortuna.

Gus

En este caso no es una disquisición mental ni un debate interno el que propicia la publicación de un nuevo texto en este blog de inocentes, es la necesidad de promulgar nuevas ilusiones y nuevas metas.