jueves, 25 de noviembre de 2010

Odio a los coleccionistas

Sí, los odio.

Alomejor suena un poco agresivo, pero cada día me resulta más molesta esta afición que comparte un gran grupo de personas.

Será que solo veo la parte negativa, pero el que unas personas guarden una cantidad de obras de arte, recuerdos, libros, y ya no solo cosas físicas, sino también emocionales (hay coleccionistas de todo tipo), me parece de ser unos egoístas.

Véase el típico coleccionista de sellos que guarda auténticas obras de arte solo para tenerlas ahí, archivadas, para que (gracias a la cultura que hemos creado y a la avaricia de unos tantos) esa pieza de colección cada día coja más y más valor y, cuanto menos obras existan de la que tú posees pues más valor tendrá tu pertenencia, es decir, interesa destruir las obras similares para así hacerse cada día más y más rico.

Existe una película, El coleccionista de amantes, en la cual se refleja esta obsesión y avaricia que desarrollan los coleccionistas por las piezas. Llegan a manifestar verdaderas afectaciones psicológicas y psiquiátricas que repercuten en su vida diaria y, lo que es peor, en al vida de los demás.

Yo conozco algún caso de estos coleccionistas.

Uno es una persona a la que le encanta sacar dinero, le chifla el acumular y acumular pertenencias y, hacer trucos para conseguir reliquias a bajo coste y venderlas a muy alto precio. Creo que para él sentir que ha engañado a alguien usando alguna pieza de colección es como la sensación que se tiene cuando se roba una patata frita al amigo de en frente sin que se de cuenta. El problema es que con la patata no haces daño, de la otra forma pues... os podéis imaginar.

Otro caso muy curioso es el que trataba el otro día con un amigo. Tenemos un conocido al que le encanta tener relaciones. No me refiero a relaciones en la connotación meramente sexual, sino relaciones de amor, de pareja. El problema es que solo le gusta el inicio de las relaciones, luego después se cansa y, de nuevo, coge otra relación hasta agotar esa pasión inicial y así sucesivamente. De alguna manera esta persona es coleccionista de mujeres, de amantes o, en el sentido más trágico, de corazones. Analizando la actitud de esta persona observamos que para él no hay frustración prácticamente, ya que cambia rápidamente de pareja y no hay tiempo para reflexionar; Pero si nos paramos a pensar en las parejas afectivas... ¿Cómo será la percepción de estas ante esta actitud?. Poco a poco va coleccionando relaciones, momentos de sexo con diferentes parejas, regalos de cada una de ellas... ¿No es de alguna forma un coleccionista?

Esta última fue la colección que me inspiró a escribir esta breve meditación.

¿Qué opinas sobre las colecciones?


El vals, el baile de la fidelidad...
¡Qué baile más complicado!



3 comentarios:

  1. Hola G.s!!!!

    Gracias por tu comentario, fue una sorpresa!!!

    Solo entre en tu blogue para dejarte este mensaje, volvere para apreciar tu nuevo blogue.

    Cuando puedas entra en mi nuevo blogue http://conversasdecafe-flor.blogspot.com

    Besos y cariños
    Flor

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  2. Volvi!

    Pués yo no tengo paciencia para coleccionar nada.Ni tanpoco soy organizada para eso.Imaginate una cosa que me gusta mucho son los sellos, tuvé un tío que ya faleció que tenía una bella colección y me gustaba de verlo mirando, archivando los sellos.

    Y la gente que hace colleccion de saquetas de azúcar???????

    Un beso
    Flor

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  3. Pero claro Flor, nadie más que tú, tu tío y tu familia podíais contemplar la belleza de aquellos sellos, nadie más...

    Hay colecciones muy curiosas, la verdad que sí, entre ellas la de los saquetes de azúcar.

    Un beso y gracias por pasar querida.

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¿Tu también eres inocente?