jueves, 1 de noviembre de 2012

Día de los Santos

Hoy, día de los Santos, es una de esas jornadas intensas para todo aquel ser humano que guarde un corazoncito en el pecho. Me surgen distintas reflexiones sobre este día, sobre el recuerdo de las personas que hoy recordamos y sobre dónde vamos.

Desde hace muchos , muchos años, los filósofos (personas que sabían mucho más que yo) se han hecho esta pregunta: ¿A dónde vamos?. Cuando yo me lo planteo tomo dos respuestas que, supongo, serán las que más me convienen o las que menos dilema y discursión mental me producen. Por un lado me gusta mucho esa respuesta de los estoicos que nos dicen: ¿Qué más da donde vayamos?, sea donde sea no nos tiene que preocupar, la muerte llegará cuando tenga que llegar y no nos enteraremos; No hay que tener miedo al sufrimiento porque si es muy grande evolucionará por dos caminos: 1) Cederá, y llegará la muerte y 2) Cederá, y seguiremos vivos pero sin sufrimiento. Realmente estos sofistas no daban respuesta alguna a la pregunta arriba descrita, pero este pensamiento te hace dejar de preguntarte, te hace de restarle importancia a esta duda que desde siempre nos ha inquietado. En un segundo lugar, y como cristiano que soy, me influye la respuesta que da el cristianismo: Una vez muertos, el alma aún pervive, y nosotros resucitaremos como lo hizo el hijo de Dios, para vivir en el reino de los cielos con nuestro padre; Llevemos la vida que llevemos, seamos buenos o malos, Dios perdona y nos llevará a su derecha, para vivir allí, con él, eternamente.  

La concepción cristiana entra en esa separación alma - cuerpo que, también desde siempre, han supuesto un problema para la filosofía, al no ponerse de acuerdo entre los filósofos. Una vez que ya estás en cuarto de medicina, aunque la sociedad y la cultura te influye, te das cuenta de que todo va demostrando tener una base estructural o fisiológica dentro del cuerpo humano. Igual que el corazón se agranda en la insuficiencia cardiaca, se ha descubierto que hay alteraciones en los neurotransmisores cerebrales en patologías como el Parkinson. Hablando este verano con un médico profesor mío debatíamos sobre la existencia de alteraciones estructurales, o moleculares, en enfermedades como las manías, las psicosis, la esquizofrenia... que hoy en día tienen tratamientos que se sabe que van bien, o medio bien, pero se desconoce al completo por qué son beneficiosos, ¿Qué es lo que está pasando en esas personas para que se comporten así?, y ¿por qué si aumento el tiempo de estancia de un neurotransmisor en la hendidura intersináptica mejoro los síntomas depresivos?. Estas cosas, y cada uno de los nuevos descubrimientos te van haciendo pensar que el cuerpo y el alma son uno, y que lo que llamamos alma no son más que conocimientos guardados en la memoria, ideas entrelazadas que nos hacen comportarnos así, influencias de un pasado que nos han hecho construirnos como las personas que somos hoy. Dice el doctor Jaime Sánchez, anatomopatólogo del hospital de Guadalajara: "Toda patología tiene una base estructural, que es el campo de estudio de la biopatología estructural humana". Cada día estoy más de acuerdo, y esto me hace pensar en hasta qué punto podemos contar con un alma.

El segundo tema que quería tratar hoy es la pregunta de ¿Qué es lo que hoy celebramos? Yo creo que el día de Todos los Santos, el día en el que recordamos a todas aquellas personas fallecidas que para nosotros han sido importantes o han tenido alguna influencia en nuestra vida. Me planteo: ¿Cuánto tiempo vive una persona después de fallecer? La concepción cristiana me diría que siempre, los estoicos me dirían que qué mierdas me importa, y yo doy una respuesta clara: La persona vive después de fallecer tanto tiempo como sus sucesores la mantienen en el recuerdo. Yo me doy cuenta de que la gente vive mientras la tenemos presente. Por eso me repatea esa gente que quiere pasar a la historia por tener muchos bienes, por haber llegado a la fama (sea por los medios que sea), por haber descubierto no sé qué cosa. Llegar a la posteridad no va a depender de esos factores, al menos para mí no es lo más importante. Llegar a la posteridad dependerá de cuánto hayas querido, de a cuántas personas hayas ayudado, de a cuántos corazones hayas llegado. Para mí va a vivir siempre mi bisabuelo Pedro José, por lo que me han contado era una persona maravillosa, una persona muy querida y admirada. Hoy, día de los santos, uno de mis recuerdos va para él. Para mí va a vivir siempre mi tío Gabriel, un hombre modesto y con carácter que la muerte se llevó no hace mucho, pero que me llegó al corazón con sus abrazos y besos. Para mí va a vivir siempre Maria Ignacia, esa señora de mi barrio que de pequeño siempre me ha querido, siempre me ha abrazado y dado besos cada domingo cuando nos veíamos en misa. ¿Cuánto tiempo vivirán estas personas? Tanto como yo las mantenga en mi recuerdo, o mis hijos, a los que les cuente estas historias, y sean capaces de admirar a estas personas como yo a mi bisabuelo Pedro José, sin haberlas conocido.

Hoy quiero celebrar este día centrándonos en esas personas que llegaron a nuestro corazón, en esas personas que brindaron una parte de su vida a nosotros; Hoy quiero elevar una alabanza de agradecimiento por esas personas que han estado aquí, por esas personas que se cruzaron en nuestro camino y han modificado nuestra forma de ser, han influído nuestra vida, nos han ayudado a construirnos como persona. Doy gracias por esas personas que Dios nos ha enviado para nuestro disfrute; Pero Dios... ¿Es alma o es cuerpo? Creo que al final no llego a ninguna conclusión, me estoy convirtiendo en un filósofo.

Buen Día de Todos los Santos.

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