De lo que nos cuesta olvidar

Seguro que habéis leído el título y habéis pensado directamente en una persona o, en varias a la vez, o en alguna situación.

En un post hablaba del tema de vivir en el presente, pero hoy quiero concordar ese vivir en el presente con cómo las personas y los momentos quedan guardadas en la memoria.

Escuchaba véte de mí de Lolita y me daba cuenta de cómo situaciones presentes nos hacen volver al pasado muchas veces al día. Desde estar dando un paseo y recordar como, en otro momento, el paseo era con otra persona a la que ahora recuerdas; De escuchar una canción y justo ver que esa historia te suena, vamos, que te suena tanto que la podrías identificar como tuya.

Muchas veces es placentero y sonreímos, ¿verdad? Pero otras veces no es más que añoranza...

A menudo deseo que se fueran de mí muchos de esos recuerdos, pero forman parte de nuestra madurez, de nuestra vida, son ellos los que nos han conformado como persona. Parece que me contradigo con la entrada antigua pero no, en ella hablaba de vivir en el presente y aquí hablo de vivir en el presente conviviendo con el pasado, viendo cuánta fuerza tienen esos momentos pasados en nuestra rutina diaria.

Seguro que muchas de estas cosas a vosotros también os han pasado, y muchas otras que me dejo de contar.

¿Por qué tiene el pasado tanta importancia en nuestra vida diaria? Tan perfectos como presumimos ser y nos encontramos incapaces de guardar en nuestra memoria solo lo que queremos. Hablaba Epstein de la "memoria de los hechos selectivos, de los que atañen directamente al yo". Digamos que hay que cuidarse con lo que uno hace el día a día, porque esto repercutirá en cada uno de los momentos de tu presente futuro.
Porque con esta entrada la vida es una conga, otro baile de salón, en la que nosotros somos la cabeza y nuestros hechos van agarrados a la cintura.

Besos y abrazos.