martes, 28 de junio de 2011

No me gusta escuchar consejos

Dicen que en casa de herrero cuchara de palo, voy a utilizar el refrán para hablar sobre mi modus vivendi. Desde hace mucho tiempo, así como unos 4 años (Cuando mi vida social empezó a ser algo mayor de 0) me dí cuenta de que tenía cierta facilidad, más bien amplia facilidad, para ser confidente y ayuda de la gente de mi alrededor; Cada uno de estos indivíduos solía encontrarse más feliz tras una conversación sobre sus problemas conmigo, o tan solo tras un momento de estancia y bromas que hacían liberar serotonina con las risas y por lo tanto provocar un estado de felicidad y relax.

Con los años y las vivencias personales he conseguido ser capaz cada vez de ayudar mejor a la gente, mis consejos cada vez llevan a un mejor final y son de mayor calidad.

El problema viene ahora; Por más que tengo muchos, cada día más, consejos para todo el mundo soy incapaz de aplicármelos a mí mismo. Cuando me encuentro en una situación de estrés psicológico, de cruce de sentimientos o de vacío anímico no me atrevo a autoaconsejarme, solo realizo circunloquios alrrededor del mismo tema central que no me llevan a ninguna conclusión definitiva ni a ninguna afirmación a modo de máxima aplicable a cualqueir problema similar y que conlleva la resolución obligatoria o muy probable del mismo. Y claro, pensaréis, ¿Por qué no pruebas a hablar con los demás? Yo aquí os contesto que efectivamente si fuera herrero tendría una cuchara de palo en este aspecto. No me gusta que la gente me ayude, no me gusta que las personas pierdan su tiempo de felicidad en escuchar mis problemas y mis tonterías, porque me he dado cuenta de que el problema que me genera mayores disquisiciones mentales es un problema con una solución bien clara pero... como es tan sencilla es invisible a los ojos.

La controvertida situación carece de solución racional por ser un nudo sentimental, y por todos nosotros es sabido que los nudos mentales no tienen mayor desenlace que el que le proporciona el tiempo, el futuro y (para los que creemos) el destino.

A esperar

3 comentarios:

  1. me gusta la entrada, me siento identificado...
    una detalle: alrededor ( lleva una sola r) ;)

    ResponderEliminar
  2. hola GUS! Buena tu entrada,me gusta,si que comparto cntigo que todas aquellas personas que no nos importa dedicar nuestro tiempo a ayudar escuchando problemas o pesares de los demás somos algo mas reservados a la hora de dejarnos ayudar o hasta incluso de pedir esa ayuda aunque solo sea un momento de escucha.un saludo cuidate!

    ResponderEliminar
  3. ¿A que lo peor es cuando quieres ayudar a alguien que es como tú? Que no se deja ayudar porque no quiere que "pierdas" tu tiempo y tu felicidad con sus problemas, aunque realmente sabes que no estás perdiendo nada, sino que ganas. Porque te gusta ayudar y eso deviene, aunque sea en parte, en tu propia felicidad.

    Sin embargo... si es otro quien quiere ayudarte a ti... ¡¡ZAS!! Está PERDIENDO tiempo y felicidad, y de ahí que no nos saquen.

    Te entiendo a la perfección porque este planteamiento era yo mismo hasta no hace mucho. Si por alguna coincidencia no fortuita te sirve de algo... míralo así. Aún siendo ayudado y aconsejado estás ayudando a que otra persona sea feliz (por medio de verse realizada ayudándote a ti). ¡¡Con lo que te gusta ayudar!! Aun no ayudando, ayudas. Una de las bonicas paradojas de la vida ^o^

    Besotes cariño mío.

    ResponderEliminar

¿Tu también eres inocente?